Instrucciones para mirar una fotografía // Cora Gamarnik
Elegir,
buscar o encontrar una fotografía que por alguna razón nos impacte, nos
interese, nos sorprenda, nos duela, nos alegre, nos lastime, nos traiga
recuerdos, nos convenza, nos interpele.
Buscar
una foto y mirarla. Mirarla, mirarla y volverla a mirar. Detenernos para verla.
Buscar
al autor o autora. Buscar el año, el día, el lugar donde se hizo. Si es
posible, entrevistar al autor. Preguntarle por qué sacó esa foto, en qué
circunstancias, que le pasó al sacarla, que sintió, que hizo después, cómo la
hizo circular, para qué o para quién la sacó, dónde la publicó si es que se
hizo pública. Preguntarle qué piensa de su foto.
Conocer
la historia de ese autor, revisar otras de sus fotos, poner esa foto en serie,
en continuidad.
Tomar
lo que dice el autor con pinzas. Analizarlo, contrastarlo con otras voces.
Considerarlo como una voz clave para pensar esa fotografía, pero no como la
única voz posible.
Suponer
la intención del autor. Pensar qué buscó, pero también lo que se le escapó, lo
que captó sin querer, lo que pudo y lo que no pudo.
Identificar
las causalidades y las casualidades de esa imagen.
Pensar
qué hizo el fotógrafo para tomar esa imagen. ¿Dónde se paró, adónde se subió,
con qué cámara la sacó, por qué eligió ese lugar? ¿Tenía otras opciones?
Pensar
si la planificó, la organizó o la consiguió. Si hizo posar a los que
intervienen en la imagen o no. Si sabían los fotografiados que estaban siendo
fotografiados. Si trató de pasar desapercibido o armó la escena. Si modificó
algo de la situación antes de fotografiarla o si hizo lo que pudo como testigo
mudo.
Analizar la fecha, estudiar el acontecimiento fotografiado, las razones por las que se produjo, lo que estaba en juego, lo que quedó al margen, lo que se ganó o perdió.
Mirar
lo que pasa dentro de la foto. Analizar su forma. Sus planos, sus ángulos, su
composición, sus puntos de fuga, sus colores, sus luces y sombras. Ver los
personajes u objetos que están presentes. Ver las poses, los detalles. Ver los
actores primarios y los secundarios. Ver lo que está en primer plano. Ver lo
que no está en primer plano. Ver las figuras centrales y el fondo. Ver qué está
iluminado, ver qué queda a oscuras.
Ver
el instante capturado. ¿Es una excepción? ¿Es parte de una rutina? ¿Es algo
excepcional?
Ver
si es única o una de miles.
Mirar
las miradas. ¿A quién miran? ¿Hacia dónde miran? ¿Se miran entre sí? ¿Qué no
pueden ver?
Mirar
lo que está en el cuadro. Mirar lo que queda fuera de cuadro. ¿Qué eligió
captar el fotógrafo? ¿Qué eligió que quede afuera? ¿Qué no pudo o no quiso
incluir en la imagen?
Ampliar
la foto y recortarla. Mirarla por pedacitos. Reencuadrarla.
Ver
quiénes están dentro de la foto. ¿Qué les pasa? ¿Qué hacen allí? ¿Qué sabemos
de ellos? ¿Por qué están ahí?
Mirar
lo que la foto dice, grita o susurra. Mirar lo que la foto calla, oculta o no
dice.
Mirar
los textos que la acompañan. Pensar los textos que podrían acompañarla.
Mirar
el lugar de publicación de la foto. Si está en un diario, en un libro, en el
posteo de un amigo, en la página oficial de un gobierno, en un álbum familiar…
Si la tomó el fotógrafo de un diario, de una agencia, un free lance, un fotógrafo
de un medio alternativo, un aficionado…
Mirar
la relación que hay entre el o los textos que la rodean y la foto. Ver si el
texto la explica, la fortalece, la tergiversa, la transforma, la completa, la
tapa, la sostiene, la piensa, la contextualiza.
Pensar
si vale la pena mostrarla. Y pensar ¿dónde? ¿De qué manera? En la pared de un
museo, en un muro de Facebook, en la pared de una escuela, en la pared de una
calle… ¿Por qué mostrarla? ¿Por qué esa y no otra de las miles y miles que
existen? ¿Esa sola o con otras?
Preguntarse:
¿Qué transporta la foto? ¿Qué conserva? ¿Qué guarda?
Compararla
con otras. Del mismo día, del mismo autor, de otro autor, del mismo tema, de
las mismas situaciones, de otras situaciones.
Contrastarla.
Ponerla
en relación, en serie.
Escribir
su historia.
Ver
qué sintetiza, qué simboliza, qué indica.
Ver
si es huella, vestigio o rastro.
Ver
qué llama enciende, que vacío deja, cómo punza.
Pensar
si es un testimonio, un documento, un aguijón o una ráfaga de luz.
Ver
si vale la pena archivarla, catalogarla, etiquetarla.
Ver
si late.
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