Paseo por Carlos Keen

Son sólo ochenta los kilómetros que separan la agitada vida urbana en la Capital Federal de la tranquilidad rural de La Manuquita, un Alojamiento de Campo ubicado en Carlos Keen, este pueblo situado a veinte minutos de la ciudad de Luján que invita a pasar un fin de semana de descanso, a degustar su exquisita gastronomía, hacer actividades al aire libre, paseos por el pueblo y escuchar historia del que supo ser un pueblo pujante y hoy goza de su brillante pasado de estación ferroviaria.

La Manuquita está ubicada sobre un terreno de diez hectáreas con piscina y un parque de robles, eucaliptos, jazmines, casuarinas, paraísos y variadas plantas de cítricos. Los naranjos, pomelos y quinotos le dan color a la naturaleza verde del lugar y escoltan el casco de la estancia; una auténtica casa de campo que en todos sus espacios mantiene su estilo rústico y criollo.

Poli Pignataro, responsable de La Manuquita explica que “la idea es hacer sentir a la gente como en su casa. Queremos que se vayan con la sensación de haber vivido un fin de semana de hospitalidad criolla tanto en el trato como en las actividades y en las comidas que ofrecemos”. Las palabras de Pignataro se reflejan en la amabilidad de Gloria y Anyelen, madre e hija que trabajan en el orden de la casa y en las manos de José Luís, el cocinero que con un entusiasmo particular por la gastronomía invita a degustar sus platos.

Así es como José Luís despierta el apetito de quien visite La Manuquita. A la picada de queso, salame, aceitunas presentada sobre galleta tostada a la parrilla y escabeche de hongos; le siguen una entrada de riñoncitos de ternera cocinados a la menta y ciboulette que luego de unos minutos será precedida por el plato principal: un matambre arrollado cocinado a las brasas envuelto en morrón, cebollas, hojas de verdeo y queso roquefort. A fuego lento el queso se funde sobre la carne y llega a la mesa del salón principal.


Por el pueblo

La tarde es un buen momento para comenzar a recorrer Carlos Keen. Escuchar la historia del pueblo relatada por algunos de sus habitantes, conocer la vieja estación de tren y la iglesia San Carlos Borromeo son puntos obligados de la visita.

Noideé Sosa conoce como pocas la vida de este pueblo. Mientras recorre su jardín botánico e invita a oler los perfumes de la infinidad de flores y plantas que habitan el parque de su casa, cuenta que Carlos Keen nació en 1881 por una necesidad del ferrocarril de tener un lugar cercano a Luján para cargar agua en los tanques de los trenes.


“Carlos Keen creció a buen ritmo hasta 1935. Llegaron a pasar catorce trenes por día, tuvo hoteles, registro civil, tres clubes y cuatro almacenes de ramos generales. Comercialmente fue más importante que Luján hasta que en 1935 se cambió el trazado de la ruta a 10 kilómetros del pueblo. En 1970 pasó el último tren”, remata la mujer de ojos azules y mirada tranquila.


La historia de la que Noideé habla se puede observar desde la plaza del pueblo. A unos de sus costados se conserva el Museo Agrario a Cielo Abierto con más de veinte maquinas para arar campos y surcar caminos. En el medio se levanta la vieja estación con techo a dos aguas que sólo abre sus puertas los fines de semana cuando los artesanos de la zona ofrecen sus creaciones. Frente a ella aparecen los galpones donde se almacenaba la mercadería que llegaba con los trenes. Hoy reciclados, son un espacio para unir actividades culturales. Se pueden apreciar muestras de fotos y escuchar grupos de música.

Frente a la plaza se levanta la iglesia San Carlos Borromeo bendecida e inaugurada el 22 de abril de 1906. Su estilo es neo romántico y su fachada es de ladrillos a la vista en la que se distinguen el campanario y la puerta de madera tallada. Su interior, de piso de mosaico a dos colores, conserva la imagen del patrono que le da nombre.

La vuelta a La Manuquita promete el infaltable mate con pastelitos caseros. En ronda y junto al hogar a leña las primeras zambas se escapan de las cuerdas de la guitarra. La noche empieza a caer en Carlos Keen.

Fernando Gorza 20 de marzo de 2010

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